El común de los mortales se conforma con el misionero, la postura del perrito, alguna felación y, de vez encuando, una pequeña excentricidad que vio en películas eróticas para todos los públicos tipo Nueve semanas y media.
Pero, como dijo el genial matador Rafael Gómez, "hay gente pa tó", y aquí y ahora vamos a pasar revista, con la Enciclopedia ilustrada de la sexualidad del doctor John Money en una sola mano, a un puñado de prácticas sexuales poco o nada convencionales, sólo disfrutadas por silenciosas y furtivas minorías.
¿Qué pretendemos con esto? Simplemente demostrar hasta dónde es capaz de llegar el hastiado y decadente animal humano para conseguir un buen orgasmo.
Abasiofilia: inclinación sexual hacia personas minusválidas. Los sumisos discapacitados tienen mucha aceptación en ambientes sadomasoquistas y la silla de ruedas se considera un fetiche más. La otra cara de la moneda de esta parafilia estaría en la autoabasiofilia, o placer derivado de estar o quedarse cojo o incapacitado.
Acrofilia: el vértigo produce adrenalina y, en ciertas personas, ésta produce excitación sexual. Los acrofílicos gustan de masturbarse o tener encuentros sexuales en las alturas, ya sea la terraza de un rascacielos, en un helicóptero o en el andamio de una obra. Cuanto más inseguro sea el lugar, más vértigo y más placer le producirá.
Acrotomofilia: es lo que tienen los seres incapaces de experimentar un orgasmo con personas que no tengan algún miembro amputado.Muchas veces, los devotos de esta parafilia usan los muñones en la penetración, como sustituto del pene. No confundir con los apotemnofílicos, que son aquellos que disfrutan con las amputaciones de su propio cuerpo.
Agrexofilia: seres que sólo se excitan cuando saben que terceras personas escuchan sus encuentros sexuales. Sería la vecinita que chilla como una posesa cada vez que se sube un hombre a casa y luego sonríe cuando nos la cruzamos en la escalera.
Alorgasmia: incapacidad de conseguir excitarse sin pensar en una persona más deseable que aquella con la que se está haciendo el amor. Esta práctica es, tal vez, la menos extravagante de este diccionario.
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